La noche estaba fría, con gotas de humedad neblina que se colaban por las ventanas semi
abiertas, mi gatita tenia que tener una salida al patio de atrás, ella por las noches suele
vagar más que dormir, sin importarle el clima. Yo tomé mi micro dosis, era una dosis
programada para asentar, enraizar un tipo de conocimiento entre cuántico y ancestral.
Todo ello involucraba a mi animal de poder, un ser mágico, fascinante, enigmático y
peludo. Que yo acababa de conocer. A pesar de que me había acompañado siempre (por
supuesto muchas vidas atrás, y desde mi infancia en esta actual).
Mi sueño fue particularmente impresionante, mis sentidos se acrecentaron. Tal vez tenia
que ver con el propósito o lo que había intencionado. Estando entre una relajación
extrema, somnolencia y sueño ligero (ondas de sueño alfa, theta y ritmos de sueño sigma
y los complejos k). Escucho las uñas de mi gatita haciendo fricción con el piso,
inmediatamente después, entra en ráfaga una fuerte presencia por la apertura de una de
las ventanas. Por la sensación expansiva, y casi adormilada puedo pensar que entro a casa
cualquier cosa. Mi imaginación voló agudizada. Después de un test de realidad. Supe que
se trataba de dos seres peludos plenos de amor conmigo. La lección de ese momento que
se quedo en mi fue, –que– media dormida y sin consciencia puedes creer cualquier cosa
totalmente equivocada. Mi sueño enseguida fue tranquilo y profundo rebosante de
sonrisas y ondas delta.
*notita: tengo más de una gatita, pero el sueño y la sensación (del cuento) tuvo que ver
solo con una. La noche que narro, fue la primera toma de la micro dosis para la
integración de la experiencia del taller de salto cuántico.
Magdalena
29-01-2024